10 de ENERO : JOSE LUIS SALINAS
Pese a ser autodidacta se lo considera uno de los grandes dibujantes internacionales.
Se inicia en 1929, en Páginas de Columba y El Tony, luego trabaja en publicidad.
En 1936 Dante Quinterno lo convoca a su Editorial; su primera producción fue un éxito Hernán el Corsario. Continúa trabajando con humor en Patoruzú, la serie Ellos y Temas Porteños, y en Patoruzito con historietas serias.
Luego colabora en El Hogar, con adaptaciones de clásicos en Las Grandes Novelas de Aventuras.
En 1941 envió muestras de su trabajo al King Features Syndicate de EE.UU. para cumplir su sueño de tener distribución mundial. La agencia lo acepta pero el país entra en guerra y se pospone el proyecto.
En 1949 viaja personalmente y lo contratan, primero con tareas menores, pero luego le encargan la creación de Cisco Kid, con guiones de Rod Reed, siendo el primer argentino en trabajar entre los grandes creadores estadounidenses. Salinas no se radica allí pues su hijo Alberto hubiera sido enlistado en el ejército para la Guerra de Corea.
Vuelve a Argentina y aquí recibía los guiones y enviaba por correo los originales durante 20 años, en los que su obra se distribuyó a 360 diarios de todo el mundo. En Argentina se publicó en el diario La Razón y en la revista Patoruzito.
En 1971, continúa con el King Features Syndicate para el que realiza Dick el Artillero, una historieta deportiva con guiones de Alfredo Grassi, al año le pasa la posta al también notable Lucho Olivera.
Trabaja además para la editorial inglesa Fleetway.
En los años siguientes se dedica a la ilustración, trabajando en las publicaciones de Manuel García Ferré, con su virtuosa serie La Historia del Traje y en otras editoriales.
En 1980 realizó, junto a su hijo Alberto, las ilustraciones para la serie televisiva Microhistorias del Mundo.
En 1976 recibe el Premio Yellow Kid en Lucca, Italia y en 1984 es declarado Ciudadano Ilustre de la Ciudad de Buenos Aires.
Dijo de él Oscar Masotta “Sus planos generales abiertos, los matices de grises obtenidos con los finos trazados de una pluma jamás igualada, cuya calidad, se ha dicho, supera a la de Alex Raymond”, y se convirtió en un autor de enorme reconocimiento internacional.
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