31 de DICIEMBRE : TOÑO SALAZAR
Hoy recordamos a Antonio “Toño” Salazar, nacido el 6 de enero en 1897 en Santa Tecla, El Salvador y fallecido el 31 de diciembre de 1986 en San Salvador, El Salvador.
Fue un caricaturista, ilustrador y diplomático cuya obra, de tipo vanguardista y con rasgos de cubismo e influenciada por el español Bagaría y el mexicano Covarrubias, alcanzó un alto reconocimiento en la primera mitad del siglo XX.
En 1920 consigue una beca para realizar estudios en la Academia de Bellas Artes de México. Allí participa de la bohemia de la ciudad y publica caricaturas en El Universal, La Falange, Zig-Zag y El Heraldo.
En 1923 viaja a París, se instala en Montparnasse y frecuenta los círculos artísticos. Su pluma retrató los protagonistas de aquellos años, entre ellos Picasso y James Joyce, a quienes caricaturizaba con sus manías pués los trataba. En 1930 publica el álbum Caricatures, prologado por Kees Van Dongen.
Se radica brevemente en New York y allí publica en diversas revistas de prestigio, entre ellas Vanity Fair. Tiempo después vuelve a París. Se le registra un breve paso por Berlín y otro por España donde publica en la prestigiosa revista Blanco y Negro..
En 1935 llega a Buenos Aires pues tenía oferta de trabajo en el periódico La Razón. También realizó ilustraciones para obras clásicas como Ali Babá y los Cuarenta Ladrones y en publicaciones como Caras y Caretas y Saber Vivir.
Por los acontecimientos de la Guerra Civil Española, y la Segunda Guerra Mundial, Salazar lanzó sus sátiras a los dictadores de la época como Hitler, Mussolini y Francisco Franco. Sobre éste sobresalen las ilustraciones para el libro de Rafael Alberti: Las Coplas de Juan Panadero. También retrató a Perón y otros políticos de la época.
Razones políticas lo obligan a abandonar el país en 1945, contando con la solidaridad de prestigiosos intelectuales argentinos como Jorge Luis Borges.
Se radica en Uruguay donde es nombrado Cónsul de El Salvador, iniciando su carrera diplomática. En 1953 regresa luego de 30 años a su tierra natal, luego continúa por 20 años en la diplomacia en distintos destinos hasta que regresa definitivamente a su país en 1972.
En 1978 recibe el Premio Nacional de Cultura de El Salvador, por sus obras de notable y positiva trascendencia para el proceso cultural de ese país.
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